Estar en pareja es un camino de autoconocimiento y sanación personal.
No suena muy romántico, pero tras pasar los inicios de amor y pasión que todos vivimos,
comienza un proceso de ajustes y mostrarnos con nuestras luces y sombras.
Habitualmente culpamos al otro por esas “sombras” que vemos, pues a nadie le gusta
conectar con aquello que no tiene resuelto y es más fácil endosarlo que asumirlo y
trabajarlo para trascenderlo.
Nuestra pareja viene a ser nuestro espejo que proyecta para nosotros lo que más nos
molesta, nos da rabia, pena, molestia. Es fácil victimizarse y alejarse, pero no es la
solución, ya vendrá otra pareja que cumplirá la misma función.
Esto lo he experimentado en mi propia convivencia de pareja y acompañando a muchas
parejas que se han dado cuenta y han querido hacerlo diferente.
Por más doloroso que sea, han apostado a que lo que están viviendo sea una oportunidad
para integrar y aprender, y así convertir lo vicioso en virtuoso.
Si partimos de la base que nada es casual y que las personas nos conectamos por sintonía,
que todos cumplimos para todos la misión de informarnos aquello que no tenemos
resuelto, entonces el espacio de la convivencia en pareja es el mejor escenario para que
podamos tomar consciencia de aquellos temas inconscientes que no tenemos sanado y
resuelto.
Al iniciar un recorrido para entender, reformular y sanar, podremos mirarnos y mirar a
quien tenemos en frente y sabremos que hacer. Podremos seguir caminando con una
mochila mucho más liviana y el corazón en paz y abierto al amor.
En este libro, Joan Garriga “Bailando Juntos”, nos invita a comprender que cuando dos
personas se unen, comienzan una danza juntos que no siempre es armónica pero que es
posible entender y encausar cuando vemos que información está sosteniendo nuestros
mundos individuales.
Se los recomiendo.
Y si necesitan ayuda para comenzar a danzar en armonía, me pueden contactar a
paulina@mante-vida.com
¿Lo habías escuchado? Cuéntame si ya lo leíste, me encantaría comentarlo contigo 😊
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