El estrés es una respuesta necesaria de nuestro organismo y no siempre es malo.
Su función es estimularnos a afrontar determinados problemas, porque saca a flote nuestro lado más creativo y nos moviliza a responder de manera eficaz y eficiente a las situaciones del cotidiano. Este estrés lo solemos llamar positivo o también conocido como eustrés.
Cuando se vuelve crónico, nos agotamos y desgastamos y comienza un círculo vicioso donde no encontramos salida y comenzamos a deprimirnos.
Y se genera un estrés no saludable y nos sentimos sin la capacidad de hacer cambios favorables. Todo esto generado por una alta carga emocional que no podemos liberar y prontamente todo el cuerpo se involucra y comienzan a manifestarse dolencias o enfermedades.
¿Y por qué sucede esto?
Nuestro sistema nervioso no es capaz de sostener ese alto estímulo y nos desestabilizamos.
Tal vez reaccionamos no dándole importancia a lo experimentado y bloquemos o negamos lo vivido. Queremos olvidarlo como si no hubiera sucedido y lo archivamos. Pero sigue activo inconscientemente.
También es posible que lo vivamos en negativo, lo que nos condicionará a reaccionar de una manera que repercutirá en nuestras acciones y decisiones.
Lo ideal, pero no siempre posible, es vivirlo como una oportunidad sin resistirnos ni enjuiciar.
Todos nosotros, los seres humanos, en nuestro proceso de crecimiento, estamos invitados a aprender a asumir y aceptar la vida tal cual se muestra, entendiendo que solo son hechos para que podamos darnos cuenta de algo que está ahí en nuestro interior intentando ser visto para ser liberado.
Pero esto no es tan fácil y una manera de poder ir dando pequeños pasos, es comenzar a parar para sentir y conocernos. Es aquí donde la meditación juega un papel importante.
¿Te has preguntado alguna vez, cómo podría la meditación cambiar nuestra vida?
La meditación es una herramienta poderosa que nos relaja, alivia el estrés y por sobre todo nos permite conectar con nosotros mismos, con nuestro YO interior.
La meditación nos capacita para cultivar un sentido de paz y calma interna. Nos permite enfocarnos y concentrarnos.
Seguramente cuando comenzamos a dar los primeros pasos en la meditación, el estrés puede hacerse presente producto de nuestra necesidad de controlar aquello que no manejamos y queriendo lograr los objetivos que se suponen obtendremos al meditar.
Que paradoja, quiero relajarme y busco en la meditación esa herramienta para lograrlo, pero como es una herramienta que no domino, me pongo tenso y ansioso porque no logro controlar a mi mente que quiere tener el control.
Suena a una locura, pero es algo real y posible de experimentar.
Entonces ¿qué hacer?
Sólo dejarse llevar, no poner expectativas ni plazos para lograrlo, la meditación es un camino que hay que recorrer, no una meta por lograr y el ritmo es personal.
La meditación está considerada como medicina complementaria tanto para el cuerpo como para el alma, puesto que tras soltar el control, genera un estado de relajación profunda además de una mente tranquila.
Es la forma más efectiva de eliminar los pensamientos abrumados y confusos, que es lo que produce el estrés, puede ayudarte a mantenerte centrado y así conservar la paz interior. Despeja la sobrecarga de información aliviando a la mente.
Y algo maravilloso comenzará a suceder, tu sistema nervioso podrá hacer un reseteo y descarga, trayendo mayor bienestar a tu día a día.
¿Qué sucederá?
Bajará la frecuencia cardiaca, mejorará la calidad del sueño, bajará la presión arterial en reposo, podrás reducir la ansiedad, controlar la hipertensión, las cefaleas tensionales, la depresión y tantas manifestaciones del cuerpo que son expresiones de temas emocionales no resueltos.
Tipos de meditación
Una vez que hemos decidido decir SI a esta práctica, viene la segunda parte, ¿qué meditación es para mí?
Debemos entender por meditación, maneras de lograr un estado de relajación, considerando esta premisa, existen variados tipos y técnicas que nos ayudan a relajarnos y que nos aportarán paz interior y claridad mental.
Las formas de meditar pueden ser:
• Meditación guiada.
Es una práctica donde vamos escuchando los pasos a seguir, donde nos dejamos llevar por ejercicios que nos ayudarán a conectar con nosotros mismos a través de visualizaciones e integrando nuestros sentidos
• Meditación con mantra.
Este tipo de meditación nos invita a repetir silenciosamente o en voz alta alguna palabra o frase y de esta manera se logran evitar los pensamientos que nos distraen.
Permite al cuerpo entrar en un estado de descanso y relajación profundos.
• Meditación de atención plena.
Es una invitación a vivir el momento presente a través de la respiración y la consciencia del cuerpo.
Puedes observar tus pensamientos y emociones, pero debes dejarlos pasar sin juzgarlos.
• Meditación activa
Su objetivo es lograr armonía mientras realizamos cualquier tipo de ejercicio.
Podemos caminar, bailar, nadar… cocinar. ¿Qué lo hace una meditación? Que podamos estar presentes en nuestro cuerpo, integrando nuestra mente y permitiendo a nuestros sentidos y pensamientos estar en este momento concreto en que estamos, o sea estar en tiempo presente. La idea es no silenciarlos, solo observarnos mientras nos concentramos en lo que estamos haciendo, permitiendo a la vez ir tomando consciencia de como nos sentimos.
En resumen: pensar menos y sentir más sin juicio, ni análisis, ni control, ni reacción.
No hay una mejor que otra, ni tampoco es una única manera de hacerlo, podemos ir usando diferentes formas en la medida que nos vaya dando sentido y nos aporte el beneficio de la paz interior.
Y así como nosotros cambiamos y evolucionamos, la meditación también lo hará en nosotros y nosotros a través de sus diferentes expresiones y técnicas.
Si quieres comenzar te invito a realizar la Meditación del Corazón, ingresa en este enlace, en mi canal de Youtube, y podrás realizarla tantas veces como lo desees.